Ninguno de los pájaros, gatos y a veces hasta perros estaban a salvo de un hondazo.
Los tiempos han cambiado y prácticamente por educación y por evolución cultural no se ven niños con onda y tampoco dañando animales.
Si en esa época nos hubiéramos detenido a ver con más detenimiento el amor de esa pareja de pájaros armando el nido, cuidando sus huevos y luego alimentando sus pichones, seguramente no nos hubiéramos permitido el deseo de matar un ave, o atacar con un disparo de la honda animales por el solo hecho de (divertirnos)
Omar Salgado
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