viernes, 18 de junio de 2021

Para disfrutar escribiendo

Taller Cerrado el 22/06

Taller literario gratuito: Taller de Terapeutas del Alma" de la Ciudad de Casbas convoca "Escribir una Narrativa o Cuento cuyo titulo es "Laurelio Andrada el hombre que se hizo invisible"

De todas las narrativas breves y cuentos que se dejen debajo en comentarios, seleccionaremos las dos que nos parezcan mas interesantes y las grabaremos para sumar al Blog del Taller literario Casbas; ambos autores/as seleccionados por sus trabajos recibiran por email un Diploma en archivo PDF
¿Te damos una mano con ideas?
Utiliza toda tu fantasia creativa
Idea uno: imaginate un hombre algo rutinario, que poco a poco en su sociedad empieza a pasar desapersivido, sin pareja sin hijos
Idea Dos: Un ser humano que ve como gran parte de la humanidad se va degradando cultural y moralmente y el iluminado por los dioses, que lo consideran diferente lo comienzan tornar por momentos tan diferente que su cuerpo se eleva aun caminando entre nosotros a otras dimensiones, se torna invisible
Idea 3: Un hombre casado, con una mujer dominante y tres hijas identicas a la madre que van haciendo que el hombre de la casa cada vez tenga menos opinión y presencia en la casa
O crea libremente tu propia historia, esperamos tu mensaje en este blog en comentarios; deje al final de su relato escrito su nombre, desde donde escribe (Provincia, Pais) y su correo electronico para poder comunicarnos si su trabajo es finalista; tambien podes enviar tu cuento o narrativa mediante nuestro formulario; otra opción es al email omarcasbas@gmail.com
¡¡¡Sabias que se encuentra abierta la inscripcion al premio literario Letras y poetas 2021!!! Bases en Audio Aqui


6 comentarios:

Unknown dijo...

Laureano Andrada nació en un puesto, en medio del campo. .
Según contaban los más cercanos a la familia Andrada la madre lo había parido en su rancho, sin la ayuda de la comadre del pueblo, así que muchos ignoraban su existencia.
Anastasia, su madre, rara la mujer, bajita, ojos saltones y nariz corva. Poca belleza había recibido la pobre.
Benjamin, el padre, un ser abocado al trabajo, de pocas palabras, indiferente a la familia.
Así crecio Laureno, tardío para hablar, prendido a las polleras de su madre, que poco y nada de atención le daba.
Así fue que un día, por seguir a Anastasia descubrió una habitación donde ella encendía velas y vio varios grandes libros, viejos y de amarillentas hojas.
Cuando por su propio esfuerzo aprendió a leer sintió curiosidad por conocer el contenido de esos libros. No entendia demaciado. Parecían formulas, extrañas recetas. Poco tiempo tardaría en entender que que su madre se dedicaba a la brujería.
Se lo contó a su padre, pero como respuesta solo recibió un gesto de no entender nada. Acudió a su madre, quien con su peor mirada y su dedo acusador sentencio..._ no te quiero ver cerca de esas cosas, y si te veo serás duramente castigado!
El pobre Laureano siguió su vida en ese ambiente hostil, sin atenciones, sin afecto. A veces caminaba por un largo sendero que lo llevaba hasta una escuela rural, y allí algo aprendía, aunque nadie se le acercaba, es que el no sabía socializar... trataba de esconderse todo el tiempo. No sabía por qué, pero se sentía distinto a los demás.
Una noche, seguro de que sus padres dormían, al parecer por sus ronquidos, muy profundo, entro al cuarto, y a la luz de una lámpara comenzó a interpretar algunas fórmulas...una de ellas era la fórmula para ser invisible:
INDIFERENCIA: 50%
VIOLENCIA: 20 %
DESAMOR: 30%
_soy invisible... susurró, y así fue que abandonó esa casa... planeando como revertir esa fórmula...

Salgado Publicaciones dijo...

Esta Narrativa pertenece a Mercedes Mouilleron; les pedimos a los escritores que publiquen aqui su narrativa dos cosas, dejen debajo su nombre completo, de donde son y su correo electronico para luego comunicarnos con ustedes si sus trabajos son seleccionados y debemos enviarles su Diploma, gracias

Salgado Publicaciones dijo...

Convocatoria del escritor y periodista Néstor Salgado.
LAURELIO ANDRADA.
EL HOMBRE INVISIBLE.
Erasé una vez, en la estancia "El cañadón" en que la figura de un hombre alto, de bombachas batarazas y sombrero marrón, se perfilaba en el atardecer.
Un perro ovejero lo acompañaba por toda la estancia.Solían escucharse sus gritos llamando a su compañero fiel-¡Capitán! ¡Capitán!.
En la casona vivía una hermosa mujer, llamada Amparo.Todas las tardes, a la hora que pasaba Laurelio se quedaba como petrificada en la ventana, mirándolo con ternura.
Laurelio no era ajeno a semejante previlegio, y buscó la manera de demostrarle su amor.
La mañana pintaba un paisaje bellísimo,las palomas y los tordos en bandadas, adornaban el espacio azul. Amparo caminaba ensemismada pensativa, y de pronto, al lado del aljibe descubre un ramo de lilas.
Todo su ser se impregnó de fragancias. Desde la lejanía, Laurelio
Andrada contemplaba la escena. Ella las apretó contra su pecho pensando quién las habría dejado allí. En los dias posteriores, todas las mañanas muy temprano iba camino al aljibe, y allí estaban , frescas, fragantes, y hermosas, las lilas perfumadas.
Los días pasaron, y en las tardecitas se quedaba firme en la ventana para ver pasar a su amado, porque desde ahora, esa era su razón de vivir.
Una mañana, se levanta y vá hacia el aljibe, y ya no estaban las lilas.; y día tras día, hacía el mismo recorrido inutilmente.
La tardecita llegó, una y otra vez, y ya no vió más a su adorado sueño.
Amparo, se sentó al lado del aljibe y una lágrima fría corrió por sus mejillas, mientras muy despacito le decía a su Dios .-Dios mio cuida siempre,a este amor! cuida siempre a Laurelio Andrada, y sin poder contener su llanto dijo: -Gracias,gracias por haberme regalado una ilusión, hermoso amor, porque desde hoy estarás
en el viento, en el sol, en la lluvia, en las lilas violaceas, en los caminos que vienen al oeste,a
adiós, hermoso sueño, adiós, Laurelio Andrada.
FIN.
Maria Cristina Amengual.
Trenque Lauquen.-

Gustavo dijo...

"Laurelio Andrada el hombre que se hizo invisible"
Cuentan los que cuentan que Laurelio fue el fruto de una noche de amor apasionado entre Clotilde Andrada y un forastero.
Clotilde, con piel curtida por el sol de las alturas y el viento seco de la árida montaña, tiene un rostro salvaje, con cierto rasgo oriental, sin ser bella, de joven fue atractiva. En su interior atesora valores acumulados en la vida, e inculcados por su madre. No conoció a su padre, el apellido Andrada le era propio a toda esa legión de mujeres que nacieron y se criaron en Aguada Seca, una pequeña población enclavada en la Quebrada del Inca, lugar desde donde accede al sendero que permite escalar el Volcán Laurelio. Cada año, en verano, pequeños grupos de montañistas llegan con la ilusión de hacer cumbre, recalan en Aguada Seca, e inician la travesía.
Cuando Clotilde Andrada cumplió los 15 años, Aguada Seca estuvo de fiesta, y unos jóvenes montañistas se sumaron a los festejos. Uno de ellos dijo saber tocar la guitarra, y le pidieron que ejecutara alguna canción, porque el repertorio de Don Anselmo, el anciano del poblado, era ya muy conocido. El joven arrancó sonidos nunca antes escuchados y poseedor de una dulce voz cantó mágicamente un par de canciones de amor. Clotilde percibió en su estómago una sensación nunca antes experimentada, miraba con ojos encendidos al joven, que se percató y sostuvo la mirada. ¡Le cantaba a ella! Cuando el alcohol se acabó, la fiesta llegó a su fin, uno a uno se despidieron de Clotilde, y marcharon a sus chozas, el joven se demoró lo suficiente como para quedar último.
- Tengo un regalito para vos – susurró al oído.
Clotilde no supo que contestar, y sin emitir palabra alguna juntos se perdieron en el sendero que iba al volcán. La noche de luna llena iluminaba la majestuosa montaña que fue testigo de una pasión. Fue cuando sintió por vez primera una especie de fuego interno, proveniente de una lava que fluyó por sus laderas.
Guardó celosamente su secreto, ocultó las transformaciones del cuerpo y para la primavera, el poblado de Aguada Seca contó otro habitante. En la soledad de su rancho Clotilde dio a luz a una niña. Cuando hizo la presentación en sociedad, nadie se sorprendió del hecho ya que era una situación repetida entre los aldeanos, quizás hubo algún comentario por la sorpresa de ignorar el embarazo. Quizás porque la comunidad necesitaba hombres, ocultó que se trataba de una niña y la presentó como Laurelio, tal el nombre que figuraba en la partida de nacimiento que labró la Jueza de Paz que recorría las comunidades regularmente para registrar las uniones matrimoniales, nacimientos y defunciones. Eligió ese nombre por lo significativo del volcán. Creció con el mandato de masculinidad, vistió, jugó y comportó como hombre. Cuando Laurelio cumplió los 5 años, recibió de regalo un sobre lacrado. Clotilde descubrió que una persona anónima ofrecía cubrir todos los costos para la educación completa de su hijo en un colegio privado de la ciudad, con modalidad de pupilo. Una oportunidad que no desaprovechó.
Las autoridades educativas supieron de la identidad sexual de Laurelio, tomando todos los recaudos para no incomodar, le llamaban Lau. Comenzó la escolaridad mostrando una personalidad retraída, pasaba desapercibida en el fondo del aula, estaba la mayor parte del tiempo aislada, el personal del colegio eran mudos cómplices. “Negocios son negocios” fue la directiva implantada. Lo cierto es que Laurelio poco a poco fue tomando carácter de un ente, conforme crecía intelectualmente, se desarrollaba de cuerpo, sentía vergüenza y deseó profundamente desaparecer de la vista de la gente, tornándose invisible.

Cuentan los que cuentan, que Laurelio Andrada un día desapareció, y que nadie reclamó por ella.

Unos pocos creen que está entre nosotros, siendo feliz.

Autor: Gustavo Luben Ivanoff
Casbas.
Pcia. Buenos Aires.
Argentina
gustavoivanoff@hotmail.com

Salgado Publicaciones dijo...

Gustavo Luben Ivanoff
Muchas gracias por sumarte a este desafio literario, magnifico trabajo

Gustavo dijo...

Muchas gracias Omar. Felicitaciones por estar continuamente proponiendo las mas variadas actividades en pos del arte en sus diversas formas.